Alemán/German | Subs:Castellano/English
107 min | Divx 720 x 608 | 1810 kb/s | 192 kb/s cbr AC3 | 25 fps
1,56 GB
En 1931 Pabst realiza una de sus obras más logradas, “LA OPERA DE CUATRO CENTAVOS”, con música de Kurt Weill, es la adaptación de la obra teatral del gran Bertold Brecht, el que a su vez adapta una pieza clásica del siglo XVIII, “La ópera del mendigo” de John Gay. Alabada por críticos e historiadores, se ambienta en el Londres de 1900, pero se trata de un contexto estilizado que ironiza sobre la sociedades modernas, la sociedad capitalista-burguesa con sus falsas dignidades y su organización basada en el lucro, o sea, en definitiva, en el saqueo y el robo. El guión pertenece a Leo Lania, Ladislao Vajda y Bela Balazs, este último realizador, guionista y teórico húngaro, autor de obras teóricas tan estimadas como “El film”. Los decorados pertenecen a Andrei Andreiev, responsable también de la escenografía de “La caja de Pandora” y “Don Quijote”. La iluminación pertenece a Fritz Arno Wagner, fotógrafo de “Sombras”, “El ángel azul” y “Cuatro de infantería”.
El personaje protagónico es un pintoresco capo del hampa, amigo del jefe de policía, con el cual vivieron impiadosas aventuras coloniales en la India. El conflicto se desata cuando este gángster se prenda de la hija del que dirige a los inválidos e indigentes –en su propio beneficio. La resolución es de lo más aleccionadora.
Después de indignarse por el casamiento inconsulto de su hija con un delincuente, el director de la “corte de los milagros”, organiza una manifestación de mendigos e indigentes en el desfile por la coronación de la reina, para arruinar al jefe de policía, responsable del orden, por no haberlo librado del deplorable esposo de su hija.
Canciones irónicas pautan una puesta en cámara, cercana al ballet. (Alfredo Colozzo - academiadelapipa.org.ar )
En 1931, es decir, dos años antes de la llegada al poder del nacionalsocialismo, el cine alemán tomó como referente la reciente ópera de Kurt Weill y Bertolt Brecht La ópera de cuatro cuartos (estrenada en 1928) en dos piezas que no tardaron en ser fulminantemente prohibidas por el gobierno de Hitler: M, de Fritz Lang y La comedia de la vida de Georg Wilhelm Pabst. Ambas películas mostraban, en esencia, los despojos de una nación de muy incierto futuro que guardaba en su interior las inquietantes pulsiones de un monstruo que, poco tiempo después, se mostraría en toda su brutalidad. La obra de Fritz Lang tomaba, como base temática, la unión de los estratos marginales para hacer frente a un personaje que, en el fondo, era una directa plasmación del pueblo germano: la víctima de un profundo desequilibrio psicológico que ve en su necesidad de matar una respuesta a su tormento existencial; o, centrándonos en sus capacidades simbólicas, la representación de un país humillado en el Tratado de Versalles de 1919 que incuba un odio irracional hacia todo elemento foráneo creando, por ello, un profundo sentido nacionalista como el último recurso por asentar la identidad perdida. Esa identidad que el asesino de M intenta encontrar comentiendo sus crímenes.La comedia de la vida se aleja de estos preceptos existenciales, pero no de la carga crítica que propone su mensaje radical.
A diferencia de la obra de Lang, Pabst no muestra en un solo personaje los elementos detractores, sino que los extiende a todo el espectro social. Un espectro en el que no se puede hallar ningún factor positivo al estar corrompido en todas sus capas, sirviéndose de una impuesta jerarquía como el más evidente soporte del establecimiento de su poder. Ante ello, la película de Pabst se revela como un estremecedor fresco social que, muy a pesar de estar ambientado en Londres, centra su objetivo en la sociedad germana de la República de Weimar, convirtiéndola en un reducto de perversiones, cuya exposición cinematográfica (extremadamente frívola, subrayando los dispositivos irónicos) incrementa sus grados críticos hasta unos niveles verdaderamente demoledores. No únicamente en lo que respecta a sus grados premonitorios sobre el advenimiento del nazismo, sino a la misma estructura capitalista del mundo occidental (los ladrones que compran las acciones del Citybank para dirigirlo a su manera), puesta en tela de juicio apenas dos años después del catastrófico “crack” económico. Como elemento ilustrativo del profundo pesimismo que posee éste film resulta revelador, siguiendo con su denuncia al capitalismo, la comparación con la coetánea pieza de Frank Capra La locura del dólar donde las entidades financieras están expuestas desde un prisma radicalmente contrario a la negrura con que La comedia de la vidaexhibe sus puntos de vista: en Capra hay un poso de esperanza y de confianza en el ser humano para superar los momentos difíciles. En Pabst, solo hay un pacto entre criminales con el fin de explotar a un pueblo que, cargando con sus mutilaciones y su abatimiento, se pierde en las sombras de la ciudad.Posiblemente, ninguno de estos aspectos se hubiera matetalizado de manera tan explícita sin la poderosa dirección de Georg Wilhelm Pabst. Cineasta lamentablemente olvidado en la actualidad, constituye uno de los pilares imprescindibles del cine germano (y, por extensión, europeo) posterior ala I Guerra Mundial. Contradictorio ideológicamente (pasó de una posición marcadamente izquierdista a realizar películas para el III Reich) para volver, posteriormente, a un estado completamente progresista) y poseedor de una de las filmografías más complejas y subyugantes del periodo, Pabst da rienda suelta en La comedia de la vida a su particular manera de entender el cine, así como a los ambientes que le fascinaron desde sus incios en el cinematógrafo. La miseria de la condición humana, así como su obsesión por los universos marginales y excesivos (que ya había escenificado en sus magistrales Bajo la máscara del placer y La caja de Pandora y que, en parte, influirían en el estilo de Josef Von Sternberg durante los años treinta) se ven nítidamente reflejados en el film, tanto en los exteriores nocturnos y solitarios como en el dinamismo de las secuencias del prostíbulo o la boda, donde la movilidad de los actores condiciona la puesta en escena concebida por el cineasta. La cámara de Pabst no marca la coreografía de los movimientos sino, más bien, parece que estos actúen de manera completamente espontánea y que es la cámara la que rectifica a fin de poder seguir unas evoluciones no sujetas a marcas o ensayos.
Ello es un claro exponente de la meticulosidad con la que Pabst plantea la puesta en imágenes de La comedia de la vida ya que, en efecto, el film exhala una admirable sensación de frescura y naturalidad cuando, por el contrario, la dirección es extremadamente minuciosa y nada se deja al azar (la ya citada secuencia de la boda, donde un inesperado travelling sobre los cuatro compinches suple la escenificación de los votos). De igual manera, la inclusión de las canciones se realiza en momentos concretos de la acción y, siempre, con el fin de describir o complementar dramáticamente la trama. Tratadas por Pabst de manera independiente, tienen la particularidad de ofrecer el contrapunto estilístico al resto del film ya que, contrariamente al dinamismo anteriormente comentado, los números musicales son estáticos, con profusión de primeros planos y gestos mecanizados por parte de los actores. Sin ningún género de dudas, el cineasta combina la estricta fidelidad al “realismo social alemán” (movimiento de tendencia naturalista que él mismo ayudó a definir gracias a Bajo la máscara del placer) con una vertiente de halo romántico que tiene su punto de apoyo en las canciones de Kurt Weill. Pabst se convierte, por ello, en un narrador contestatario y deliberadamente provocador, al integrar todo un cúmulo de sensaciones opuestas en una obra perfectamente equilibrada.Algo que, dicho sea de paso, contribuye a potenciar las contradicciones de uno de los artistas más fascinantes del clasicismo europeo. Y de una de sus incontestables obras maestras. (Miradas de Cine)
A diferencia de la obra de Lang, Pabst no muestra en un solo personaje los elementos detractores, sino que los extiende a todo el espectro social. Un espectro en el que no se puede hallar ningún factor positivo al estar corrompido en todas sus capas, sirviéndose de una impuesta jerarquía como el más evidente soporte del establecimiento de su poder. Ante ello, la película de Pabst se revela como un estremecedor fresco social que, muy a pesar de estar ambientado en Londres, centra su objetivo en la sociedad germana de la República de Weimar, convirtiéndola en un reducto de perversiones, cuya exposición cinematográfica (extremadamente frívola, subrayando los dispositivos irónicos) incrementa sus grados críticos hasta unos niveles verdaderamente demoledores. No únicamente en lo que respecta a sus grados premonitorios sobre el advenimiento del nazismo, sino a la misma estructura capitalista del mundo occidental (los ladrones que compran las acciones del Citybank para dirigirlo a su manera), puesta en tela de juicio apenas dos años después del catastrófico “crack” económico. Como elemento ilustrativo del profundo pesimismo que posee éste film resulta revelador, siguiendo con su denuncia al capitalismo, la comparación con la coetánea pieza de Frank Capra La locura del dólar donde las entidades financieras están expuestas desde un prisma radicalmente contrario a la negrura con que La comedia de la vidaexhibe sus puntos de vista: en Capra hay un poso de esperanza y de confianza en el ser humano para superar los momentos difíciles. En Pabst, solo hay un pacto entre criminales con el fin de explotar a un pueblo que, cargando con sus mutilaciones y su abatimiento, se pierde en las sombras de la ciudad.Posiblemente, ninguno de estos aspectos se hubiera matetalizado de manera tan explícita sin la poderosa dirección de Georg Wilhelm Pabst. Cineasta lamentablemente olvidado en la actualidad, constituye uno de los pilares imprescindibles del cine germano (y, por extensión, europeo) posterior a
Ello es un claro exponente de la meticulosidad con la que Pabst plantea la puesta en imágenes de La comedia de la vida ya que, en efecto, el film exhala una admirable sensación de frescura y naturalidad cuando, por el contrario, la dirección es extremadamente minuciosa y nada se deja al azar (la ya citada secuencia de la boda, donde un inesperado travelling sobre los cuatro compinches suple la escenificación de los votos). De igual manera, la inclusión de las canciones se realiza en momentos concretos de la acción y, siempre, con el fin de describir o complementar dramáticamente la trama. Tratadas por Pabst de manera independiente, tienen la particularidad de ofrecer el contrapunto estilístico al resto del film ya que, contrariamente al dinamismo anteriormente comentado, los números musicales son estáticos, con profusión de primeros planos y gestos mecanizados por parte de los actores. Sin ningún género de dudas, el cineasta combina la estricta fidelidad al “realismo social alemán” (movimiento de tendencia naturalista que él mismo ayudó a definir gracias a Bajo la máscara del placer) con una vertiente de halo romántico que tiene su punto de apoyo en las canciones de Kurt Weill. Pabst se convierte, por ello, en un narrador contestatario y deliberadamente provocador, al integrar todo un cúmulo de sensaciones opuestas en una obra perfectamente equilibrada.Algo que, dicho sea de paso, contribuye a potenciar las contradicciones de uno de los artistas más fascinantes del clasicismo europeo. Y de una de sus incontestables obras maestras. (Miradas de Cine)
During the filming of the The Threepenny Opera (Die Dresigroschenoper or Die 3 Groschen-Oper, 1931), a celebrated lawsuit was initiated by the author, Bertolt Brecht, and the music composer, Kurt Weill, against the production. Brecht had very successfully produced his own play previously in Berlin and was not about to allow G. W. Pabst to make his substantially altered screen version. Brecht lost the case, but unlike most such instances, the film’s alterations did not destroy the power of the artists’ original work. Pabst and his excellent cameraman used sophisticated shooting angles and swirls of dust and smoke to create a very moody, well-felt atmosphere for the players, most of whom were the original stage actors. For once Pabst, the “realist” of The Joyless Street and The Love of Jeanne Ney fame, chose Expressionistic filming devices to elicit the contrasts between the Edwardian bourgeois and the Soho slums.
"De esta vida no puedes exigir demasiado, por eso por mucho que te esfuerces no haces más que engañarte."
Nuevos enlaces, gentileza de Ana
La comedia de la vida.part01.rar
http://www66.zippyshare.com/v/35351255/file.html
La comedia de la vida.part02.rar
http://www66.zippyshare.com/v/91139390/file.html
La comedia de la vida.part03.rar
http://www66.zippyshare.com/v/96408200/file.html
La comedia de la vida.part04.rar
http://www66.zippyshare.com/v/89282856/file.html
La comedia de la vida.part05.rar
http://www66.zippyshare.com/v/41211304/file.html
La comedia de la vida.part06.rar
http://www18.zippyshare.com/v/38003050/file.html
La comedia de la vida.part07.rar
http://www18.zippyshare.com/v/20235807/file.html
La comedia de la vida.part08.rar
http://www18.zippyshare.com/v/5265247/file.html
La comedia de la vida.part09.rar
http://www18.zippyshare.com/v/38984400/file.html
http://www66.zippyshare.com/v/35351255/file.html
La comedia de la vida.part02.rar
http://www66.zippyshare.com/v/91139390/file.html
La comedia de la vida.part03.rar
http://www66.zippyshare.com/v/96408200/file.html
La comedia de la vida.part04.rar
http://www66.zippyshare.com/v/89282856/file.html
La comedia de la vida.part05.rar
http://www66.zippyshare.com/v/41211304/file.html
La comedia de la vida.part06.rar
http://www18.zippyshare.com/v/38003050/file.html
La comedia de la vida.part07.rar
http://www18.zippyshare.com/v/20235807/file.html
La comedia de la vida.part08.rar
http://www18.zippyshare.com/v/5265247/file.html
La comedia de la vida.part09.rar
http://www18.zippyshare.com/v/38984400/file.html
Subtítulos en portugués
http://www45.zippyshare.com/v/19835135/file.html
Comentarios
Publicar un comentario