Muda/Silent
21 min I Xvid 608x352 I 1422 kb/s I 122 kb/s vbr mp3 I 25 fps
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233 MB
Herzog filma a varios peregrinos en la tumba de San Sergio, en Sergiyev Posad, en Rusia, y a otros en la Basílica de Guadalupe, en México. Sirve de fondo a este documental mudo la música de John Tavener.
Quien más, quien menos, todo el mundo habrá visto Aguirre, la ira de Dios, Nosferatu o Fitzcarraldo. Oyó hablar de ellas, en el menor de los casos. Tanto como habrá escuchado el nombre de su director, Werner Herzog, uno de los últimos representantes vivos no de una raza sino de dos: la del cineasta-autor, de temas y estilo indelebles, y la del director de cine como figura a veces más grande que sus propias películas. ¿Cuántos saben, sin embargo, que la producción documental de Herzog duplica en volumen la de sus películas de ficción? ¿Que la refleja, espeja y complementa? ¿Que está libre de los desniveles que en ocasiones signan su obra argumental? ¿Que desde hace un tiempo viene siendo más considerada y revalorizada que aquélla? ¿Cuántos vieron sus primeros cortos o algunos de sus últimos apasionantes largos en ese campo? ¿Desde hace cuánto tiempo no hay ocasión de rever, en perspectiva de conjunto, clásicos como Fata Morgana, La Soufrière, País del silencio y la oscuridad, El gran éxtasis del tallador de madera Steiner? (...) (Horacio Bernades, Página 12)
“Desde las profundidades oceánicas y las alturas, el espacio exterior, pasando por los desiertos africanos, las selvas de la Amazonia, las cumbres sagradas del Tíbet y hasta la ladera de un volcán en erupción, casi no hay paisaje de este mundo que Werner Herzog no haya explorado, con la única excepción del espacio urbano, que le es completamente ajeno. Herzog sale siempre en busca de imágenes puras, que dan la impresión de existir solamente en su afiebrada imaginación. Y en este sentido, sus desconocidos films documentales, quizás aún más que sus célebres ficciones, tienen la virtud de alcanzar una dimensión metafísica a partir de la más concreta realidad. El propio Herzog ha confesado que filma en estado de trance, que descubre en el horizonte algo que los demás no ven, que busca planetas que no existen y paisajes que ha visto solamente en sueños. Cuando ficción y documental todavía parecían compartimientos estancos, el cine de Herzog ya era capaz de incorporar la dimensión onírica a la realidad, como en la hipnótica FATA MORGANA (1968). Desde entonces, la suya siempre ha sido la obra de un visionario, de un zahorí, de un cineasta en condiciones de revelar elementos ocultos allí donde todos vemos apenas la más crasa superficie." Luciano Monteagudo
“Desde las profundidades oceánicas y las alturas, el espacio exterior, pasando por los desiertos africanos, las selvas de la Amazonia, las cumbres sagradas del Tíbet y hasta la ladera de un volcán en erupción, casi no hay paisaje de este mundo que Werner Herzog no haya explorado, con la única excepción del espacio urbano, que le es completamente ajeno. Herzog sale siempre en busca de imágenes puras, que dan la impresión de existir solamente en su afiebrada imaginación. Y en este sentido, sus desconocidos films documentales, quizás aún más que sus célebres ficciones, tienen la virtud de alcanzar una dimensión metafísica a partir de la más concreta realidad. El propio Herzog ha confesado que filma en estado de trance, que descubre en el horizonte algo que los demás no ven, que busca planetas que no existen y paisajes que ha visto solamente en sueños. Cuando ficción y documental todavía parecían compartimientos estancos, el cine de Herzog ya era capaz de incorporar la dimensión onírica a la realidad, como en la hipnótica FATA MORGANA (1968). Desde entonces, la suya siempre ha sido la obra de un visionario, de un zahorí, de un cineasta en condiciones de revelar elementos ocultos allí donde todos vemos apenas la más crasa superficie." Luciano Monteagudo
Pilgrimage is a 2001 documentary film by Werner Herzog. Accompanied only by music the film alternates between shots of pilgrims near the tomb of Saint Sergei in Sergiyev Posad, Russia and pilgrims at the Basilica of Guadalupe in Mexico. The score was composed by John Tavener and performed by the BBC Symphony Orchestra with vocal accompaniment by Parvin Cox and the Westminster Cathedral Choir. The film begins with an opening quote by Thomas à Kempis.
"Uno no puede preguntar realmente ¿Qué es la verdad? Lo mejor que puede hacer es aproximarse a una respuesta. Ni un matemático, ni un filósofo pueden responder esa pregunta. Es la búsqueda de esa respuesta, la necesidad de encontrarla lo que le da una razón a nuestra existencia. La verdad no puede ser capturada, no puede ser descripta completamente, y aún así debemos tratar de hacerlo. Hay algo dentro del corazón humano, dentro de su alma, que anhela este conocimiento y trata de entender el mundo como es, aún habiendo tantas preguntas que permanecen sin responder. Nosotros, como cineastas, sólo en pocos momentos podemos dirigir a la audiencia a un lugar donde pueda observar la verdad de una forma más profunda, como si fuera extática, y a experimentar momentos de iluminación." Werner Herzog
Nuevos enlaces, gracias a chicharro
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